Ayer fue día de evaluaciones. Sí, se trata de uno de esos días en los que lo único que se sabe a ciencia cierta es a la hora que se entra, pero evidentemente, no a la que se sale.
Normalmente, por lo menos a mí me pasa siempre, suele ser el día que tienes toda la mañana ocupada de clases. Sólo tienes un recreo para engullir de forma más que acelerada, y poco recomendable un pequeño bocadillo, porque, claro, has de hacer unas fotocopias, tomar aquella cita, etc. (si bien es verdad podía haber hecho las fotocopias el día antes, y lo de la cita también, pero bueno..., a veces pasa que...). En definitiva, un lío.
Seguimos la mañana. Una vez se acaban las clases nos vamos a comer, uh, uh, !qué bien¡, a comer un menú, y vaya puñalada me dieron en el corazón, no digo más. Terminamos la comida, y la verdad que alguna que otra risotada te alivia el rato.
Pero ahora llega ese momento tan esperado en la jornada de evaluaciones. Los tres cuartos de hora que tienes que esperar a que llegue tu evaluación (porque, claro, siempre tienes un hueco, normal). Dios!! Estás sentado en la sala de profesores, y el efecto somnífero de la digestión hace su aparición, el solecito entra por la ventana, te da justo en la espalda... y el cuello... y poco a poco...
¡Bueno!,... no hemos sido vencidos, damos un salto, mirando a un lado y a otro, aparentado actividad y predisposición. Este es el momento en el que uno dice "Voy a echarle un vistazo a la prensa ahora que tengo ratito". Nos acercamos a la mesa de la sala de profesores donde tenemos un amplio abanico de posibilidades informativas, vamos viendo por aquí, por allá... Bien, lo único que nos queda es el ABC, El Mundo, La Razón, y... jarr!!! cómo no, Las Provincias, todo un clásico donde los haya.
Dada la magnitud de posibilidades, puntos de vista informativos y criterios (todos ellos independientes, of course) me decanto, sin desmerecer al resto de prensa que tenía a mi alcance, por El Mundo.
Comienzo a hojear y ojear sus páginas, siempre por el final, claro, y de pronto salta a mi vista un artículo sobre la democracia, pero no sobre los votos emitidos, escrutados, contados, perdidos o ganados, no. Se trata de un pequeño artículo sobre la historia de la democracia ateniense, sí, increible pero cierto. Se ve que alguien ha caido en la cuenta y ha conectado las Elecciones Generales con la democracia que se dió hace unos 25 siglos.
Pues, la verdad, puede parecer una tontería pero a mí me alegró la tarde. Justamente hablando estos días a las alumnas/os (que luego se enfadan conmigo) de qué son las leyes draconianas, de Solón, Clístenes, los valores democráticos, etc. y mira por dónde aparece en prensa. Esto me hace pensar, no sé si inocentemente, que todavía hay quien se acuerda de la importancia de Grecia y Roma.
La verdad que es importante, que aunque sea en un pequeño artículo, nuestra sociedad no olvide de donde vienen nuestras raíces y valores culturales. A mí, sinceramente, este detalle, repito, me alegró la tarde, que queréis que os diga.
Un saludo, y a quien le quede evaluaciones, que... lea la prensa.
Ah! os dejo aquí el artículo (EL MUNDO, 12-03-2008), que por cierto, está bastante bien.