domingo, 13 de abril de 2008

LA FIESTA DEL TEATRO EN ATENAS

Ya sabemos que las representaciones teatrales se realizaban en el marco de una de las fiestas más importantes de Atenas, las Grandes Dionisíacas, y se realizaban en honor al dios Dionisio.

Los atenienses disfrutaban de las representaciones en el teatro de Dionisio, en la ladera sur de la Acrópolis en el santuario de Dioniso Eleutéreo.

Los teatros en Grecia, al contrario que en Roma, se edificaban en las laderas de las colinas donde sus gradas se disponían envolviendo a la orquestra circular, donde actuaba el coro en torno al altar de Dionisio. Los actores se trasladaban a un tablado, la skene o escena. La estructura de protección provocó la necesidad de un proskénion (proscenio) o muro que levantaba la escena para faclitar que el público oyera bien a los actores. Ya en época helenística, la maquinaria que intervenía en algunas obras, como plataformas rodantes, se ocultaba o bien en los laterales o bien bajo la escena. En ocasiones, había grúas colocadas fuera del escenario. también estaba el decorado de fondo o paraskénion.

La organización de las representaciones teatrales eran llevadas a cabo por los coregos. Éstos eran ciudadanos ricos que encomendados por el gobierno del Estado, se ocupaban de formar, mantener y equipar, por su propia cuenta los coros trágicos y cómicos.

Normalmente el poeta era el mismo director de las obras y se encargaba de "preparar" al coro, no obstante, podían recibir la ayuda de un maestro de coro (corodidáscalo). Se encargaban de componer al coro que cantaba y bailaba al son del oboe, por lo que el trabajo era bastante duro. Se trataba de un verdadero espectáculo.

Era el arconte quien se encargaba de elegir al actor principal o protagonista, a cuyas órdenes estaban los actores secundarios y de papales reducidos, deuteragonista y tritagonista.

A las mujeres les estaba prohibido actuar. Los actores eran generalmente esclavos y libertos, y en general hombres. Los papeles femeninos se disimulaban ya que los actores utilizaban máscaras. Éstas tenían una gran obertura que servía para amplificar la voz y normalmente el material que utilizaban era el lino. También utilizaban trajes con colores muy vivos, pelucas de distintos colores (según el papael que representaran) y un calzado alto, el coturno, para que se les viera mejor.

Las representaciones empezaban a primera hora de la mañana, después del amanecer. Esto era debido a que se representaban al día unas 4 o 5 obras teatrales. Eran unas extensas jornadas, ya que cada poeta presentaba una tetralogía compuesta de tres obras y un drama satírico.

Si bien las mujeres no podían ser actrices, sí les estaba permitido asistir como espectadoras, no obstante, se las sentaba en lo más alto del teatro. Las primeras filas estaban reservadas a los sacerdotes y magistrados, a los atenienses y extranjero que habían recibido el privilegio de la proedría, es decir, de la distinción. Cada tribu estaba situada en un lugar determinado del teatro, no obstante, los desórdenes, alteraciones e, incluso peleas, estaban al orden del día por lo que se instauró la figura del rabduco (portadores de varas) que se encargaban de mantener el orden en el graderío.

Sin embargo, no hemos de olvidar el carácter sagrado de estas fiestas consagradas a Dionisio. Estas fiestas marcaban el fin del invierno y el principio de la primavera. Las celebraciones comenzaban con una procesión con el falo como estandarte y con una purificación hecha con la sangre de un cochinillo, y porque el sacerdote de Dionisio se instalaba en el centro de la primera fila, frente al altar de su dios situado en medio de la orquestra. Después de la purificación se sorteaba el orden de representación de los participantes.

Eran largas jornadas donde lo normal era que los espectadores llevaran algo para comer y beber allí mismo. No obstante, en alguna ocasión el corego hizo que se repartiera entre el público dlces y vino. A pesar del carácter sagrado de las representaciones, el ambiente era de fiesta. El público expresaba ruidosamente su opinión sobre la obra representada ya que aplaudía, silbaba o pataleaba. En las representaciones de las comedias el ambiente era de lo más lúdico y desbordante ya que se desataba la alegría, incluso con notas picantes.

Finalmente se elegían y premiaban la mejor obra. Su autor recibía una corona de hiedra y mucho prestigio, y el actor protagonista de la obra, otro premio.

La fama del teatro de Atenas era tal que el resto del mundo griego lo imitó, tanto en las representaciones como en los edificios. Algunos llegaron a reunir hasta 14000 especdtadores, como es el caso del teatro de Epidauro, el mejor conservado de todos.






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-Información extraída de la obra de R. Flacelière, La vida cotidiana en Grecia en el siglo de Pericles, Ed. Temas de Hoy, 1959
Foto 1, 2, 3: Teatro de Epidauro
Foto 4: Teatro de Delfos
Foto 5: Teatro de Dionisio

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